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DIENTE DE LOBO 

La extracción del diente de lobo.
En un artículo anterior ya hablamos sobre que era el “diente de lobo” del caballo. Donde se ubicaba, que formas tenía y que repercusiones podía tener en la funcionalidad del caballo. Pues bien ahora nos vamos a ocupar del proceso de su extracción, técnicamente llamado exodoncia. Para su correcta extracción deberemos seguir los siguientes pasos :
Anestesia local. 
     Salvo contadísimas ocasiones, con una infiltración peridental de cualquier anestésico de corta duración será más que suficiente para dejar la zona insensible y no causar ningún dolor al animal con lo cual el trabajo se podrá hacer de forma segura tanto para el caballo como para el dentista. Una sedación general del caballo nos ayudará a manejar mejor al animal. ( foto 1 ) Insisto, tiene que ser un procedimiento INDOLORO.
Elevación de la encía.
     Con el instrumental adecuado a cada caso se procede ( una vez insensibilizado el diente) a, con sumo cuidado , separar la encía del diente para dejarlo libre de ella en todo su contorno. También en esta fase iremos luxando y rompiendo el ligamento periodontal que une el diente al hueso. Con esto “aflojaremos” el diente dentro de su alveolo para su posterior extracción.
     En esta fase se debe actuar con mucha paciencia y delicadeza para no dañar estructuras anexas al diente, sobre todo la arteria palatina mayor. Esta arteria discurre a escasos milímetros del diente, es de un calibre bastante considerable y en el caso de lesionarla puede dar lugar a una copiosa hemorragia que puede poner en peligro la vida del caballo. (foto 2)
Extración.
      Mediante el uso de fórceps adaptados al tamaño y forma del diente, procederemos a la extracción del diente de su alveolo (foto 3 ). Es muy importante que el diente sea EXTRAIDO ENTERO y no partido como por desgracia aún se sigue haciendo con más frecuencia de lo debido y por supuesto este procedimiento debe ser realizado por un veterinario experimentado y lo ideal es que sea especialista en odontología ya que su nivel de formación y equipación son superiores. 

   Con demasiada frecuencia este procedimiento se le ha encomendado a auténticos intrusos de la profesión que no anestesian al caballo y que además no extraen el diente sino que lo rompen a base de martillazos con lo que las consecuencias pueden ser imprevisibles.  
   El resultado debe ser siempre la obtención de una pequeña y limpia herida en la encía con un mínimo sangrado (foto 4) que cicatrizará en dos ó tres días, periodo en el cual podemos trabajar al caballo pero sin ningún tipo de embocadura. Un par del lavados diarios durante 2-3 días con clorhexidina diluida al 50 % no están nunca están de más.



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